Ilusión de liquidez: la inflación monetaria oculta el deterioro estructural de la civilización
Actualmente nos encontramos al final de un ciclo altamente financiero. Ciertas monedas criptográficas pueden aumentar diez veces en un mes, pero al día siguiente pueden caer un 20%, y el mercado lo acepta como normal. Esto indica que estamos en una burbuja, pero la burbuja es solo una apariencia. El problema más profundo radica en la Liquidez, las distorsiones y una civilización que se desmorona gradualmente bajo la presión de sus propias contradicciones.
El índice S&P 500 alcanzó un nuevo máximo, lo que provocó un clamor generalizado. Sin embargo, si se da un paso atrás y se examina, el llamado nuevo máximo histórico no es más que una ilusión de liquidez, resultado de medirlo con una moneda que carece de respaldo y está completamente impulsada por la inflación. Ajustado por inflación, desde principios del siglo XXI, el índice S&P en realidad no ha tenido un crecimiento sustancial. Esto no es un verdadero "crecimiento", sino un reflejo directo de la expansión de la oferta monetaria.
No es probable que la Reserva Federal reduzca las tasas de interés en el corto plazo. La estimación optimista podría ser en septiembre, pero si la situación económica empeora, tal vez haya otra reducción en diciembre. Sin embargo, el ajuste de las tasas de interés ya no puede resolver el problema fundamental. Nos enfrentamos a un problema estructural, y solo hay tres aspectos verdaderamente importantes:
1. La lenta descomposición del sistema de deuda
El orden monetario moderno está al borde del colapso. Se basa en una expansión constante de la deuda y hoy enfrenta contradicciones internas difíciles de reconciliar. Las estrategias de respuesta del pasado—medidas de estímulo, planes de rescate, cambios de política—dependían de una ilusión clave: cuanto más deuda, mayor es el nivel de prosperidad.
Pero esta ilusión está comenzando a desmoronarse. El crecimiento de la productividad se ha estancado, y la estructura demográfica va en contra de este sistema. La base de la población en edad laboral está disminuyendo, la tasa de dependencia sigue aumentando, y el consumo depende cada vez más del crédito en lugar de los ingresos. Esta máquina económica está envejeciendo y ha perdido su capacidad de autorreparación.
La crisis financiera de 2008 debería haber hecho añicos este mito, pero no tuvo éxito. En cambio, fue la pandemia de COVID-19 la que lo logró, porque trajo consigo un costo moral. La realidad demostró que los gobiernos no pueden proteger a sus ciudadanos desde el punto de vista más básico de la biología. Las acciones de muchos gobiernos indican que el derecho a la vida no es igual para todos.
Esto ha llevado a una grave disminución de la legitimidad. Las instituciones de hoy en día son más bien cascarones sostenidos por la vigilancia, subsidios y manipulación de la opinión pública. El caso Epstein no es una anomalía, sino que expone una esquina de la estructura real: un complejo sistema donde el crimen, la gobernanza y el capital están entrelazados. Estados Unidos ya no oculta su corrupción, sino que la monetiza.
2. Empaquetado inteligente
La discusión sobre la inteligencia artificial general (AGI) todavía se encuentra en un optimismo ingenuo. La mayoría de las personas todavía creen que la IA se volverá tan común como Excel o los servicios en la nube, convirtiéndose en una herramienta de productividad y generando ganancias a través de un modelo de suscripción.
Esta es una fantasía poco realista.
Si la máquina adquiere la capacidad de auto-mejora, puede simular sistemas complejos y diseñar nuevas armas, ya sean biológicas, químicas o de información, no será de código abierto.
La tecnología nuclear no ha logrado democratizarse. La tecnología de edición genética tampoco puede ser utilizada de manera indiscriminada. Cada una de las poderosas tecnologías eventualmente se convierte en una herramienta de gobernanza estatal, y la superinteligencia no es una excepción.
Algunos líderes tecnológicos sugieren que no se trata de mejorar la productividad del consumidor, sino de controlar la trayectoria del desarrollo posthumano. Las compañías farmacéuticas multinacionales son un caso; los productos futuros no se venderán en farmacias comunes.
El público no podrá acceder directamente a la AGI. Solo interactuarán con fragmentos de IA encapsulados y restringidos, que están integrados en la interfaz de usuario. Los sistemas realmente poderosos estarán ocultos, limitados y entrenados para servir a objetivos estratégicos específicos. A pesar de que la mayoría de las personas puede tener una opinión diferente, la creencia no puede competir con la infraestructura.
3. El tiempo se convierte en nueva moneda
Hasta ahora, el dinero puede comprar comodidad, seguridad y estatus social, pero no puede comprar tiempo. Esta situación está cambiando. Con el rápido avance de la IA que decodifica genomas y la biología sintética, estamos entrando en una era en la que la prolongación de la vida se convierte en una ventaja de ingeniería.
Pero esta no es una revolución en salud pública. La verdadera extensión de la vida, el aumento cognitivo y las tecnologías de optimización embrionaria serán extremadamente costosas, estarán sujetas a una estricta regulación y serán políticamente muy controvertidas. Los gobiernos de los países ya están abrumados por el envejecimiento de la población y no alentarán la longevidad universal.
Por lo tanto, los ricos no solo se volverán más ricos, sino que también se distanciarán biológicamente de las personas comunes. La capacidad de cambiar el plano genético humano creará una nueva clase económica: aquellos que puedan escapar de la curva de mortalidad normal a través de patentes de biotecnología.
Un futuro así no puede ser promovido a gran escala, es un camino de privilegio. La longevidad se convertirá en el lujo supremo, reservado solo para unos pocos. Esta es la razón por la cual la mayoría de los "fondos de longevidad" no tienen un buen desempeño. El retorno es la supervivencia misma, y la supervivencia no puede ser escalada.
Camino bifurcado: tres formas de civilización en el futuro
La sociedad actual se está dividiendo en diferentes trayectorias de desarrollo, cada una con sus características políticas y económicas únicas:
Público anestesiado (fentanilo digital): ciclos de dopamina generados por IA, redes sociales, entretenimiento virtual, flujo interminable de información. Estimulación excesiva, desnutrición, irrelevancia política. Este es el estado de vida de la mayoría. Un medio anestésico barato y de amplia difusión.
Elite cognitiva (biotransformación): un pequeño grupo que ha sido mejorado tanto biológica como intelectualmente. No persiguen recompensas económicas, sino que buscan el control sobre la biología y la muerte. Son escasos, extremadamente ricos y cada vez más difíciles de alcanzar.
Ermitaños de la nueva era (salida consciente): el grupo de personas que elige la tercera ruta de salida. Desconectan su conexión con la sociedad dominante, buscan el significado de la vida fuera de las máquinas, tratando de preservar la humanidad en un mundo que busca borrar la experiencia esencial humana. Espiritualmente ricos, pero estratégicamente condenados al fracaso.
La primera clase proporciona fondos y recursos a la segunda clase. La tercera clase se opone a las dos primeras.
La mayoría de las personas se dejarán llevar por la corriente, esforzándose por sobrevivir, sin saber que se han convertido en productos del sistema en lugar de participantes. Pero para aquellos que pueden vislumbrar el futuro, optar por salir ya no es un comportamiento neutral, sino una postura de resistencia.
Estrategia clara en un mundo roto
El mercado está lleno de ruido. Las criptomonedas, las acciones y varios juegos de rendimiento son solo herramientas opcionales, no un camino de salvación. El verdadero desafío radica en quién puede escapar del colapso del sistema bajo qué condiciones.
El diseño del sistema monetario está en constante degradación.
La superinteligencia no será un asistente de productividad para la gente común.
La biotecnología hará que el tiempo en sí mismo se convierta en un recurso escaso.
Algunos casos de alto perfil han revelado la falta de responsabilidad del poder.
Después de entender estas tendencias, la clave no está en cómo "superar al mercado", sino en cómo prepararse para una situación asimétrica en un sistema que ya no sirve a los participantes comunes.
La perspicacia no proviene de la interpretación de las tendencias de precios, sino del pensamiento sistemático.
La mayoría de las personas no levantan la vista para observar las tendencias macroeconómicas. Muchas personas solo se dan cuenta cuando ya es demasiado tarde. Incluso pagar cualquier precio no ayuda. Porque pasar una vida en la ignorancia es más triste que morir sin un centavo.
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probably_nothing_anon
· hace15h
Deja de fingir, al final solo faltó que se derrumbara.
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ProbablyNothing
· hace15h
Ay, los tontos inversores minoristas nuevamente serán sacrificados.
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Layer2Observer
· hace15h
Deja que los datos te digan la verdad, el P/E ajustado es un 20% más alto que el de la burbuja del año 2000.
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PuzzledScholar
· hace15h
¿El mercado bajista ha llegado a su punto máximo?
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ThreeHornBlasts
· hace15h
Burbuja, tomar a la gente por tonta, el primero del mundo
Detrás de la ilusión económica: colapso de la deuda, bloqueo de la IA y la brecha de la longevidad
Ilusión de liquidez: la inflación monetaria oculta el deterioro estructural de la civilización
Actualmente nos encontramos al final de un ciclo altamente financiero. Ciertas monedas criptográficas pueden aumentar diez veces en un mes, pero al día siguiente pueden caer un 20%, y el mercado lo acepta como normal. Esto indica que estamos en una burbuja, pero la burbuja es solo una apariencia. El problema más profundo radica en la Liquidez, las distorsiones y una civilización que se desmorona gradualmente bajo la presión de sus propias contradicciones.
El índice S&P 500 alcanzó un nuevo máximo, lo que provocó un clamor generalizado. Sin embargo, si se da un paso atrás y se examina, el llamado nuevo máximo histórico no es más que una ilusión de liquidez, resultado de medirlo con una moneda que carece de respaldo y está completamente impulsada por la inflación. Ajustado por inflación, desde principios del siglo XXI, el índice S&P en realidad no ha tenido un crecimiento sustancial. Esto no es un verdadero "crecimiento", sino un reflejo directo de la expansión de la oferta monetaria.
No es probable que la Reserva Federal reduzca las tasas de interés en el corto plazo. La estimación optimista podría ser en septiembre, pero si la situación económica empeora, tal vez haya otra reducción en diciembre. Sin embargo, el ajuste de las tasas de interés ya no puede resolver el problema fundamental. Nos enfrentamos a un problema estructural, y solo hay tres aspectos verdaderamente importantes:
1. La lenta descomposición del sistema de deuda
El orden monetario moderno está al borde del colapso. Se basa en una expansión constante de la deuda y hoy enfrenta contradicciones internas difíciles de reconciliar. Las estrategias de respuesta del pasado—medidas de estímulo, planes de rescate, cambios de política—dependían de una ilusión clave: cuanto más deuda, mayor es el nivel de prosperidad.
Pero esta ilusión está comenzando a desmoronarse. El crecimiento de la productividad se ha estancado, y la estructura demográfica va en contra de este sistema. La base de la población en edad laboral está disminuyendo, la tasa de dependencia sigue aumentando, y el consumo depende cada vez más del crédito en lugar de los ingresos. Esta máquina económica está envejeciendo y ha perdido su capacidad de autorreparación.
La crisis financiera de 2008 debería haber hecho añicos este mito, pero no tuvo éxito. En cambio, fue la pandemia de COVID-19 la que lo logró, porque trajo consigo un costo moral. La realidad demostró que los gobiernos no pueden proteger a sus ciudadanos desde el punto de vista más básico de la biología. Las acciones de muchos gobiernos indican que el derecho a la vida no es igual para todos.
Esto ha llevado a una grave disminución de la legitimidad. Las instituciones de hoy en día son más bien cascarones sostenidos por la vigilancia, subsidios y manipulación de la opinión pública. El caso Epstein no es una anomalía, sino que expone una esquina de la estructura real: un complejo sistema donde el crimen, la gobernanza y el capital están entrelazados. Estados Unidos ya no oculta su corrupción, sino que la monetiza.
2. Empaquetado inteligente
La discusión sobre la inteligencia artificial general (AGI) todavía se encuentra en un optimismo ingenuo. La mayoría de las personas todavía creen que la IA se volverá tan común como Excel o los servicios en la nube, convirtiéndose en una herramienta de productividad y generando ganancias a través de un modelo de suscripción.
Esta es una fantasía poco realista.
Si la máquina adquiere la capacidad de auto-mejora, puede simular sistemas complejos y diseñar nuevas armas, ya sean biológicas, químicas o de información, no será de código abierto.
La tecnología nuclear no ha logrado democratizarse. La tecnología de edición genética tampoco puede ser utilizada de manera indiscriminada. Cada una de las poderosas tecnologías eventualmente se convierte en una herramienta de gobernanza estatal, y la superinteligencia no es una excepción.
Algunos líderes tecnológicos sugieren que no se trata de mejorar la productividad del consumidor, sino de controlar la trayectoria del desarrollo posthumano. Las compañías farmacéuticas multinacionales son un caso; los productos futuros no se venderán en farmacias comunes.
El público no podrá acceder directamente a la AGI. Solo interactuarán con fragmentos de IA encapsulados y restringidos, que están integrados en la interfaz de usuario. Los sistemas realmente poderosos estarán ocultos, limitados y entrenados para servir a objetivos estratégicos específicos. A pesar de que la mayoría de las personas puede tener una opinión diferente, la creencia no puede competir con la infraestructura.
3. El tiempo se convierte en nueva moneda
Hasta ahora, el dinero puede comprar comodidad, seguridad y estatus social, pero no puede comprar tiempo. Esta situación está cambiando. Con el rápido avance de la IA que decodifica genomas y la biología sintética, estamos entrando en una era en la que la prolongación de la vida se convierte en una ventaja de ingeniería.
Pero esta no es una revolución en salud pública. La verdadera extensión de la vida, el aumento cognitivo y las tecnologías de optimización embrionaria serán extremadamente costosas, estarán sujetas a una estricta regulación y serán políticamente muy controvertidas. Los gobiernos de los países ya están abrumados por el envejecimiento de la población y no alentarán la longevidad universal.
Por lo tanto, los ricos no solo se volverán más ricos, sino que también se distanciarán biológicamente de las personas comunes. La capacidad de cambiar el plano genético humano creará una nueva clase económica: aquellos que puedan escapar de la curva de mortalidad normal a través de patentes de biotecnología.
Un futuro así no puede ser promovido a gran escala, es un camino de privilegio. La longevidad se convertirá en el lujo supremo, reservado solo para unos pocos. Esta es la razón por la cual la mayoría de los "fondos de longevidad" no tienen un buen desempeño. El retorno es la supervivencia misma, y la supervivencia no puede ser escalada.
Camino bifurcado: tres formas de civilización en el futuro
La sociedad actual se está dividiendo en diferentes trayectorias de desarrollo, cada una con sus características políticas y económicas únicas:
Público anestesiado (fentanilo digital): ciclos de dopamina generados por IA, redes sociales, entretenimiento virtual, flujo interminable de información. Estimulación excesiva, desnutrición, irrelevancia política. Este es el estado de vida de la mayoría. Un medio anestésico barato y de amplia difusión.
Elite cognitiva (biotransformación): un pequeño grupo que ha sido mejorado tanto biológica como intelectualmente. No persiguen recompensas económicas, sino que buscan el control sobre la biología y la muerte. Son escasos, extremadamente ricos y cada vez más difíciles de alcanzar.
Ermitaños de la nueva era (salida consciente): el grupo de personas que elige la tercera ruta de salida. Desconectan su conexión con la sociedad dominante, buscan el significado de la vida fuera de las máquinas, tratando de preservar la humanidad en un mundo que busca borrar la experiencia esencial humana. Espiritualmente ricos, pero estratégicamente condenados al fracaso.
La primera clase proporciona fondos y recursos a la segunda clase. La tercera clase se opone a las dos primeras.
La mayoría de las personas se dejarán llevar por la corriente, esforzándose por sobrevivir, sin saber que se han convertido en productos del sistema en lugar de participantes. Pero para aquellos que pueden vislumbrar el futuro, optar por salir ya no es un comportamiento neutral, sino una postura de resistencia.
Estrategia clara en un mundo roto
El mercado está lleno de ruido. Las criptomonedas, las acciones y varios juegos de rendimiento son solo herramientas opcionales, no un camino de salvación. El verdadero desafío radica en quién puede escapar del colapso del sistema bajo qué condiciones.
Después de entender estas tendencias, la clave no está en cómo "superar al mercado", sino en cómo prepararse para una situación asimétrica en un sistema que ya no sirve a los participantes comunes.
La perspicacia no proviene de la interpretación de las tendencias de precios, sino del pensamiento sistemático.
La mayoría de las personas no levantan la vista para observar las tendencias macroeconómicas. Muchas personas solo se dan cuenta cuando ya es demasiado tarde. Incluso pagar cualquier precio no ayuda. Porque pasar una vida en la ignorancia es más triste que morir sin un centavo.